Porqué amo el Yin yoga

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Dentro de todos los estilos modernos que existen del yoga,  el yin yoga es sin duda mi favorito.

Cuando empecé a practicarlo muchos años atrás ni siquiera sabía que se llamaba así,  lo llamábamos con el nombre de “stretching” y lo practicaba hasta 3 veces por semana. 

 Puedo decir que gracias a esta práctica mi cuerpo se transformó completamente. Logré liberar tensiones musculares y articulares que habían hecho parte de mi por años. 

Aun hoy en día,  es la práctica a la que siempre recurro cuando noto mi cuerpo agarrotado y cansado.

Pero ¿que es exactamente el Yin yoga?

Es un estilo de yoga cuyo propósito es conseguir algo muy específico: equilibrar y armonizar el cuerpo y la mente mediante la práctica de posturas pasivas y estáticas sostenidas durante períodos prolongados con los músculos en estado relajado. 

De este modo los densos tejidos conectivos alrededor de músculos y articulaciones son estimulados, estirados y por ende, fortalecidos.

A diferencia de los estilos mas dinámicos  (o Yang,  refiriéndonos a las polaridades energéticas de la medicina tradicional china)  que enfatizan las contracciones rítmicas y repetitivas de los músculos (como Iyengar, Ashtanga y Vinyasa) en el Yin yoga buscamos la estimulación a través de los estiramientos en quietud,  generando una carga suave sobre los tejidos con el propósito de activar los mecanismos de remodelación y reparación.

Es importante decir que el Yin yoga está pensado para complementar las prácticas más Yang (cualquier tipo de ejercicio corporal dinámico como bailar, nadar, correr, etc). Es la otra cara de la moneda.

Es posible que después de una práctica de yin yoga sientas como si te hubiera pasado una aplanadora por encima! 

Al salir de una postura puedes aveces sentir cierta fragilidad y esto puede parecer contradictorio con una practica que nos debería traer relajación. 

Lo que sucede es que al aplicar una carga a los músculos ocasionamos un debilidad temporal en los tejidos, pero con tiempo de descanso y recuperación el cuerpo responde a dicho estimulo reforzando el tejido estresado y haciéndolo mas fuerte y sano.

Con la práctica del Yin yoga también estimulamos los meridanos de energía del cuerpo ya que al estimular un mayor flujo circulatorio en los tejidos, los profundos estancamientos energéticos se desbloquean, especialmente en las articulaciones.  

Cuando nuestra energía circula sin obstáculos la respuesta es una sensación de calma y satisfacción y una duradera sensación de relax.

y entonces ¿Cual es la diferencia entre el Yin Yoga y el yoga restaaurativo?

Mientras el Yin busca someter el cuerpo a un determinado tipo de estrés moderado para fomentar la movilidad, fuerza y elasticidad de un tejido,  el yoga restaurativo  busca poner al cuerpo en un estado tal que pueda alcanzar la relajación profunda sin que haya ningún estrés físico, pues el cuerpo es ayudado y sostenido con el uso de elementos (cojines, tacos, mantas, rollos).  

Son dos fines diferentes  y dos experiencias distintas.

 

Cómo practicar el Yin yoga de manera segura

  1. Si practicas solo en casa asegúrate de conocer las especificaciones de la postura y la correcta alineación de las articulaciones involucradas.  Recuerda que se trata de estar en la postura con una carga moderada de tal manera que puedas sentir una sensación de incomodidad o dolor leve.  Estas sensaciones no deben ser intensas, debes ser capaz de mantener la postura sin angustia  y de  respirar con facilidad.
  2. Respeta tus límites y ten en cuenta que estos varían de un día a otro. Las sensaciones punzantes o eléctricas te avisan que debes retroceder a un limite mas suave o salir de la postura. Los adormecimientos y hormigueos te indican que debes cambiar la alineación o modificar la postura para permitir la circulación.
  1. Mantente atento a tu respiración haciendo que permanezca fluida, profunda y sea tu eje de atención y relajación.  Mientras mas relajada y profunda,  mas oxigeno llegará a tus tejidos.
  1. Suelta y relaja:  Permanece atento a las tensiones que puedan derivarse a otras partes del cuerpo mientras estiras.   Oponerse o hacer repulsa no es lo ideal,  mas bien retrocede al lugar en el que puedas mantener la postura sin demasiada tensión.
  1. Suelta y deja ir:  te aseguro que va a haber una parte de ti que quiere salir corriendo en algunas posturas.  Permanecer en ellas el tiempo sugerido es una invitación para soltar no solo lo físico sino también las cargas emocionales y mentales que puedan aflorar.
  1. Sal de la postura lentamente y date unos minutos para reajustarte antes de pasar a lo siguiente.
 
¿Te animas a practicar?
 

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